El abril pasado fue lanzado el libro ¿Qué sabemos hoy sobre los directores de escuela en Chile?, editado por José Weinstein, director del Programa de Liderazgo Educativo UDP, y Gonzalo Muñoz, académico de la misma facultad. La obra reúne a 46 autores de 11 universidades y al Ministerio de Educación, con 23 artículos y más de 580 páginas que analizan el liderazgo escolar en la última década.
El libro busca convertirse en un recurso valioso para directivos escolares, equipos de liderazgo en el nivel intermedio —como los Servicios Locales de Educación Pública y redes de colegios particulares subvencionados—, formadores de futuros líderes educativos y también tomadores de decisiones.
Conversamos con José Weinstein sobre las principales conclusiones y desafíos que plantea esta investigación colectiva.
– Este no es el primer libro que editan sobre el tema. ¿Cómo surge esta nueva publicación?
En 2012, junto a Gonzalo Muñoz, publicamos un primer libro sobre directores de escuela, en un contexto donde el tema estaba muy poco explorado hasta ese momento. Diez años después, sentimos la necesidad de actualizar ese panorama y preguntarnos qué ha cambiado desde entonces. Este nuevo libro busca justamente eso: ofrecer una visión panorámica que permita revisar que se ha aprendido en la última década sobre liderazgo educativo. Tiene la virtud que, con la primera edición nos ofrece un punto de partida y un referente para comparar.
– ¿Qué cambios han marcado la agenda de los directores en la última década?
Hay muchos cambios, los que se relacionan también a los que ha vivido el país y que se han introducido al sistema escolar. Un ejemplo es la diversificación y complejización de la matrícula escolar. Hoy tenemos un número de estudiantes similar al de 2013, pero su composición es distinta: 18 veces ha crecido la presencia de estudiantes migrantes, se ha duplicado la cantidad de alumnos reconocidos con necesidades educativas especiales y existe una mayor visibilización y expresión de la diversidad sexual de los estudiantes. Las escuelas no son más grandes que hace 10 años atrás, pero sí mucho más diversas y complejas, desde el punto de vista de la diversificación de la matrícula, lo que plantea un enorme desafío de inclusión para los directivos. Surgen nuevas preguntas ¿Cómo se incluye a estos distintos grupos?, ¿Cómo conviven entre ellos y con el conjunto del estudiantado?, ¿Cómo se trabaja pedagógica y curricularmente estas diferencias para que todos y todas puedan aprender más?
– ¿Cómo aborda el libro estas transformaciones?
El libro no es un manual ni entrega orientaciones normativas. Es una investigación colectiva que describe lo que sabemos hoy y también lo que ignoramos.
Por ejemplo, hay un artículo que analiza iniciativas del sistema escolar y de políticas para responder a la inclusión de estudiantes con necesidades educativas especiales, pero hay otro que muestra que tenemos menos orientaciones y sabemos mucho menos respecto de la inclusión de migrantes o de estudiantes con orientaciones sexuales diversas. El objetivo es ofrecer un diagnóstico de lo que hemos aprendido, que abra camino a nuevas investigaciones y prácticas.
– Además de la inclusión, ¿qué otros hallazgos destacaron?
Dos aspectos me parecen especialmente relevantes. Primero, se observa un mayor conocimiento sobre los distintos tipos de instituciones que conforman el sistema escolar en relación con el liderazgo y la gestión educativa. La investigación dejó de concentrarse casi exclusivamente en escuelas básicas urbanas y hoy aborda una diversidad de establecimientos: jardines infantiles, escuelas rurales multigrado, liceos técnico-profesionales, entre otros. ¿Qué significa, por ejemplo, ejercer liderazgo en contextos donde no existe un equipo directivo o en los que un profesor encargado asume como único responsable de una escuela rural multigrado?
Segundo, aunque en estos años han surgido numerosas políticas —como el nuevo sistema de selección por Alta Dirección Pública, planes anuales de formación en liderazgo o el Marco para la Buena Dirección y el Liderazgo Escolar—, las prácticas de los directivos han cambiado muy poco. Dichas políticas han modificado el perfil de quienes asumen estos cargos (con una mayor presencia de directoras mujeres, por ejemplo), pero no necesariamente la manera en que se desarrollan cotidianamente las prácticas de liderazgo al interior de las escuelas, las cuales parecen ser muy resistentes al cambio.
– ¿Qué falta entonces en la agenda de políticas públicas?
A pesar de los indudables avances —con más recursos y una mayor profesionalización—, persisten carencias importantes. Una de las más relevantes, en mi opinión, es la ausencia de una carrera directiva. Desde 2017 contamos con una carrera docente que dignificó y otorgó proyección al trabajo docente, pero aquello no existe para los directores ni para sus equipos. Y sabemos que los equipos directivos —partiendo por el o la directora— hacen una gran diferencia en los procesos y resultados de los establecimientos educativos. Necesitamos una carrera directiva que atraiga, retenga y desarrolle a los líderes escolares.
– El libro reúne a 46 autores de distintas universidades. ¿Cómo se dio esa colaboración?
De manera muy generosa y colaborativa. Hoy existe un campo de investigación en torno al liderazgo educativo que convoca a investigadores de distintas instituciones, edades y enfoques. Esto está generando una verdadera comunidad académica, que se encuentra y discute en centros de liderazgo, congresos y publicaciones como esta. El libro es una expresión del carácter necesariamente colectivo que posee la construcción del conocimiento.
– El libro ya tuvo su lanzamiento en UDP. ¿Qué viene ahora?
Estamos realizando presentaciones en distintas universidades de regiones del país, en un formato que no es solo académico: siempre invitamos a directores de escuela y a representantes de los SLEP para generar un diálogo entre investigación y práctica. Ya estuvimos en Valparaíso y Talca, y pronto tendremos un lanzamiento en Valdivia, y la expectativa es ir cubriendo ciudades de manera de difundir este conocimiento colectivo sobre el tema.
– Para cerrar, ¿cuál es la idea fuerza que debe quedar tras leer el libro?
El liderazgo educativo constituye un recurso poderoso para mejorar la calidad de la educación en Chile. Son pocas las medidas de política educativa tengan un poder de réplica equivalente al impulso del liderazgo en jardines infantiles, escuelas y liceos. Por su enorme potencial, este ámbito merece ser investigado, comprendido y fortalecido, pues en él se encuentran claves fundamentales para construir el futuro de nuestro sistema escolar.
El libro, publicado por Editorial Santillana y disponible en su plataforma online, ha sido presentado en la Universidad Diego Portales, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la Universidad de Talca. En cada lanzamiento han participado directores de escuela, representantes de los Servicios Locales de Educación, académicos autores del volumen y autoridades del sector, generando un espacio de diálogo sobre los desafíos actuales del liderazgo educativo en Chile.