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Entrevista a la académica Soledad Véliz por su nuevo libro “Teratofilia”

28 Junio 2023

“Es una antología de cuentos de ciencia ficción escritos en un lapso de alrededor de 20 años. Los cuentos exploran la relación cambiante de lo humano y no humano”, comentó la autora.

Soledad Veliz, psicóloga, ilustradora y académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales, lanzó su nuevo libro “Teratofilia”, publicación que se compone de 9 cuentos de ciencia ficción protagonizados por Ciborgs, androides, e inteligencias artificiales que habitan ciudades del futuro. El texto fue publicado por Imbunche Editorial.

Véliz ha publicado cuentos de ciencia ficción en antologías nacionales tales como Años Luz, mapa estelar de la ciencia ficción en Chile (2006), Alucinaciones.TXT (2007), en tres volúmenes de Poliedro y en la antología latinoamericana Lo Sintético: Narraciones sobre robots, seres posthumanos e inteligencias (2019) editado por Salvador Luis Raggio. También ha publicado sus relatos en los fanzines Fobos (2004) y TauZero (2007), y en las revistas argentinas Axxón (2011) y Próxima (2016). Su relato “El vínculo” fue seleccionado en la antología Presentes de la revista La Gran Belleza (España, 2020). Es doctora en Educación, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile e investigadora del Centro de Desarrollo de Tecnologías de Inclusión de la Universidad Católica de Chile.

La académica de Psicología UDP respondió algunas preguntas sobre su nuevo trabajo, comentó sobre su interés por la literatura y el vínculo que existe entre ésta y su trabajo como psicóloga.

¿De qué trata tu último libro “Teratofilia”?

“Es una antología de cuentos de ciencia ficción escritos en un lapso de alrededor de 20 años. Los cuentos exploran la relación cambiante de lo humano y no humano. El título refiere a un amor por lo monstruoso o amor por los monstruos, en lugar de una tolerancia por aquello que es diferente. Habla de una manera de relacionarse con lo que consideramos distinto que trata (y quizás falla) en situarse fuera del discurso de la aceptación y más por el lado de un involucramiento intenso que debería transformar(nos). Es una forma de ‘amar’ aquello que no entiendes que demanda mucho más que solo un involucramiento cortés o una declaración de interés”.

¿Desde cuándo y cómo nace tu interés por la literatura?

“Escribo desde que recuerdo. Tenía (y aún tengo, somos amigas) una profesora de Castellano (así se llamaba en ese tiempo) que hacía talleres de poesía y nos ayudaba a hacer fanzines cuando tenía 9 o 10 años. Teníamos un taller de literatura y nos íbamos a escribir a la orilla del Río Claro en Talca, donde viví en mi infancia. La escritura ha sido una herramienta poderosa en la constitución de mi propia subjetividad. Siempre he escrito de manera automática, compulsiva, con muy poca planificación. Ahora, de adulta, reviso agendas y diarios de vida que tenía de chica y están repletas de historias y de investigación para crear historias. Pasé mi adolescencia conversando con los libreros de libros viejos de Manuel Montt y en las bibliotecas municipales de La Reina, Providencia y el colegio. Mis cuadernos de la universidad tenían historias escritas en los márgenes, y creo que pasaba gran parte de la vida escolar escribiendo sobre otras cosas en cualquier superficie posible. A pesar de que, de adulta, por muchos años no escribí cuentos ni historias con ninguna estructura, llenaba páginas en el computador sobre cualquier cosa, frases escritas en folletos de exhibiciones, boletas, libros de otras personas, nunca dejé, oficialmente, de escribir”.

¿Existe un vínculo entre tu trabajo como psicóloga e investigadora en el desarrollo de tus obras literarias?

“Sí, la escritura especulativa se alimenta mucho de lo que está sucediendo ahora y trata de imaginar formas potenciales en las cuales lo que ocurre ahora podría desenvolverse. La psicología es un lugar interesante desde el cual escribir especulativamente porque está conectada con la subjetividad y el concepto de lo humano, aspectos que son constantemente tensionados por los desarrollos tecnológicos. Le debo mucho a la teoría al momento de escribir, ya que algunos de los cuentos son inspirados directamente por artículos científicos y por teorías filosóficas. Mi escritura cambió mucho cuando estudié mi doctorado, ya que ahí me puse en contacto con teorías posthumanas que, más que negar al humano o querer destruirlo, cuestionan el concepto de humano como un aparato conceptual excluyente, que ha históricamente expulsado a personas racializadas, generizadas, niñeces y otros. Ha creado monstruos de aquellos que no alcanzan el status de humano. La psicología, como disciplina que se ha autoimpuesto la tarea de comprender lo que llamamos humano, es un muy buen lugar desde el cual escribir sobre cómo este concepto cambia, se ve amenazado, se estira, se rigidiza, con el encuentro de formas de vida no humanas”.

¿Cuál es el lugar que ocupa la literatura en tu desarrollo personal y profesional?

“Por mucho tiempo la literatura ocupó un lugar muy escondido de mi vida. Aún ahora me cuesta considerarme a mí misma una escritora y me avergüenza que la gente en mi vida sepa que soy escritora de ciencia ficción. Creo que esto es producto de separar los ámbitos académicos y laborales de mi vida de los ámbitos artísticos. Por mucho tiempo compartimentalicé eficientemente el trabajo que me permitía pagar cuentas del trabajo artístico. Cuando mis editores de Imbunche Editorial me contactaron contándome que querían publicar el libro estaba muy sorprendida. No pensaba que fuera una escritura valiosa y me daba mucha vergüenza tener que contarle a gente en mi trabajo y en mi vida académica que había escrito un libro de ciencia ficción. Ahora sé que eso es un error, un pensamiento internalizado que privilegia el trabajo llamado productivo y visible por sobre el trabajo artístico, el que yo misma había aprendido a considerar menos valioso. Me enorgullece decir que la literatura y en especial la escritura es muy importante en mi vida, aunque yo la haya querido abandonar numerosas veces y la haya despreciado hasta hace poco. Lo bueno es que la escritura me ha estado esperando todo este tiempo, y siempre me ha recibido cuando he querido volver a ella”.

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